Si bien, la divulgación de la interpretación ocurrió, sobretodo, durante la postguerra con la creación de la interpretación simultánea y para dar una respuesta a los problemas de comunicación durante el juicio de Nuremberg, esta ya existía desde el Antiguo Egipto.

La figura del intérprete ya era conocida en la Grecia Antigua y en el Imperio Romano, sin embargo, sus funciones no sufrieron grandes alteraciones a lo largo de los siglos, principalmente, en la Edad media y en la época de la expansión europea. Esta situación se mantuvo hasta la Conferencia de París, en 1919. Fue en ese momento que los políticos reunidos quisieron poder hablar otras lenguas que la lengua de la diplomacia, es decir, el francés. Estaba así abierto el camino para el multilingüismo.

Cuando las relaciones comerciales entre los Hombres se intensificaron, la comunicación gestual se tornó insuficientes y fue, en esa altura, imposible de determinar, que la figura del intérprete surgió.

El primer documento que testifica la figura del intérprete data del Tercer Milenio A.C. Se trata de un bajo-relevo egipcio en el túmulo de un príncipe que hace referencia a un supervisor de intérpretes. Otras fuentes del Antiguo Egipto indican que esta actividad estaba, esencialmente, relacionada con la Administración Pública.

Otras civilizaciones antiguas, como por ejemplo la Griega o el Imperio Romano, demuestran la existencia de intérpretes, pero esta vez en áreas más diversas: administración, comercio, religión y ejército.

Los intérpretes continuaron su actividad a lo largo de toda la Edad Media en monasterios (donde convivían monjes de todas las nacionalidades), en concilios (acompañando a los predicadores a tierras remotas), en sinagogas (traduciendo al Torá en voz alta), en expediciones comerciales, en invasiones militares y en contactos diplomáticos.

Durante los siglos de expansión europea, la situación cambió muy poco, exceptuando las lenguas utilizadas. En su primer viaje, Cristóbal Colón constató que su intérprete de árabe y hebreo fue de poca utilidad para comunicarse con los indios. Como consecuencia, y después del primer viaje, decide capturar algunos indios y enseñarles el español para utilizarlos como intérpretes en la expedición siguiente. Lo mismo sucedió con los españoles que fueron capturados por los indios y que aprendieron la lengua y los costumbres de ellos, posteriormente, también, sirvieron de intérpretes.

En Europa, el francés había sustituido el italiano como lengua de la diplomacia y de las clases cultas, originando, así, una reducción en la necesidad de intérpretes. Esa situación se mantuvo hasta la Conferencia de París, en 1919, cuando los participantes, principalmente políticos, empezaron a rechazar esa lengua franca de la diplomacia y querer expresarse en sus lenguas de origen.

El desarrollo de las relaciones de alto nivel entre las naciones y la creación de grandes organismos internacionales determinaron el nacimiento de una nueva manera de interpretación - la Interpretación Simultánea. La Interpretación Consecutiva significaba que el tiempo empleado en las negociaciones tenía que ser multiplicado por el número de lenguas a las cuales cada intervención era traducida, y eso tornaba el proceso demasiado lento.

Los Estados Unidos y la Unión Soviética desarrollaron, casi en paralelo, un sistema complejo de cables, micrófonos y auriculares para conectar el orador al intérprete y este último a los oyentes. Inicialmente, los intérpretes se mostraron reticentes en relación a estos equipos, pues temían tener que reproducir el discurso del orador palabra por palabra, sin tener tiempo para reflexionar sobre el contenido o encontrar una formulación más elegante.

A pesar de estas dudas, la Interpretación Simultánea se desarrolló y comenzó a emplearse en algunas conferencias internacionales. Pero fue con el juicio de Núremberg que la Interpretación Simultánea fue definitivamente aceptada, pues era importante que ese proceso, políticamente tan urgente, no se arrastrase más de lo que la opinión pública podía soportar. A partir de ese momento, la Interpretación Simultánea se impuso no sólo en los grandes organismos internacionales como la ONU o la UE, pero también en el mundo de los negocios y de la cultura, donde se recurre cada vez más a este tipo de Interpretación.

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